quarta-feira, 3 de março de 2010

Fred Morrison, inventor del disco volador

El padre del frisbee, Fred Morrison, falleció el 9 de febrero en su residencia de Utah a causa de un cáncer de pulmón. Este inventor comenzó vendiendo platillos voladores de plástico en ferias en los años cuarenta y acabó disfrutando de por vida de los derechos de autor de su creación, cuyo nombre comercial quedó fijado en Estados Unidos en 1957 como frisbee. Hoy es mucho más que un juguete, es un deporte nacional en EE UU con una historia muy disputada.

      Fred Morrison

      Fred Morrison, con su primer disco volador, en 1957.- AP

      Walter Frederick Morrison nació en 1920 en Utah. Fue un héroe en la II Guerra Mundial, y pasó 48 días preso en un campo de concentración nazi. Luego regresó a EE UU, donde se dejó llevar por su fascinación por los objetos voladores. Lo primero que lanzó al aire, según recordó en muchas entrevistas, fue una bandeja de palomitas de maíz el día de Acción de Gracias de 1937. Después experimentó con bases metálicas para tartas. Los mejoró y llegó a crear un molde para comercializarlos. Finalizaban los cuarenta, cuando se decía que un objeto volador no identificado (OVNI) se había estrellado en Nuevo México.

      El nombre de su primera línea de discos en plástico, que puso en venta en 1948, fue Flyin-Saucers, Platillos Voladores. Luego cambió el diseño y el nombre por Pluto Platter. Con esa marca comercial, en una feria, lo descubrió la empresa fabricante de juguetes plásticos Wham-O, que compró la patente, concediéndole los derechos de autor de por vida. Los ejecutivos de Wham-O, en un viaje a la costa este, descubrieron que los alumnos de la Universidad de Yale jugaban a lanzarse las bases de latón de las tartas fabricadas por Frisbie Pie Co., con forma muy similar al disco volador de Morrison. Decidieron tomar el nombre, modificándolo a frisbee para evitar problemas con la patente. "Yo pensaba que era un nombre terrible", dijo Morrison al periódico USA Today en 2007, "pensé que era de locos".

      Su creación se convirtió en un titán del juego. Wham-O ha vendido más de 200 millones de frisbees originales, según fuentes de la empresa. Y no es sólo un juego de niños. Es un deporte y una cultura. La federación de ultimate frisbee representa a 27.000 amantes de este rubgy jugado con un disco. Y un tipo de golf se juega con platillos en miniatura.

      Morrison sabía que a mucha gente le fascina el vuelo de un platillo. Es algo tan antiguo como la humanidad, según algunos antropólogos. "Nuevas y fiables muestras arqueológicas muestran que el lanzamiento de objetos planos giratorios comenzó en los inicios del Pleistoceno con el lanzamiento de rocas", escribía en 1976 la eminencia del frisbee, el psiquiatra Stancil E. D. Johnson, en el diario The New York Times. "Pero el frisbee moderno, el discus plasticus, apareció en el inicio de la II Guerra Mundial, como un negocio de tiempos de paz, gracias a los muchos usos del nuevo material: el plástico. La historia querrá que con el frisbee el plástico alcance su apogeo de utilidad y belleza".

      Pugna por la paternidad

      Es ésta la segunda ocasión en que los diarios norteamericanos han certificado la muerte de un inventor del frisbee. En agosto de 2002, el Times escribió el obituario de "Ed Headrick, que diseñó y patentó el frisbee moderno". En el texto, Morrison era el dueño de la patente más que el padre del verdadero frisbee.

      La batalla por la paternidad del artilugio tiene décadas. Morrison fue el primero en registrar comercialmente el disco. Cuando se lo vendió a Wham-O, Headrick, que trabajaba en la empresa, añadió de surcos concéntricos en su superficie superior para prolongar el giro en el aire. Morrison publicó una historia para defender su autoría, El platillo plano vuela recto. Muchos aficionados le han despedido como al verdadero padre del frisbee.

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