quinta-feira, 11 de março de 2010

El ovni de Melbourne no era un montaje

Textos David Benito Del Olmo

Los análisis fotográficos así lo confirman. En los últimos días han visto la luz las fotos de un supuesto ovni fotografiado en Melbourne (Australia) a mediados de los años 90, un material que hasta el momento había permanecido oculto en el archivo personal del investigador británico Philip Mantle.

La familia Keane –autora de las fotografías– envió una carta al ufólogo británico explicándole con detalle las condiciones en las que fueron efectuadas las fotos y solicitando su opinión respecto a las mismas. Le dijeron que las habían tomado precipitadamente desde el jardín de su casa el 19 de septiembre de 1995, a la una de la tarde, con una cámara Polaroid. A principios de 2009, Mantle envió las imágenes al ingeniero informático Winston Keech para que las analizara. Según Keech, no se trata de un montaje, ya que el objeto está realmente en el entorno que se ve en la fotografía y se encuentra suspendido en el aire. El ingeniero descartó también la posibilidad de que el supuesto ovni esté sujeto por cables. De acuerdo con el análisis del técnico y después de reflexionar sobre el testimonio de quienes hicieron la foto, el investigador Philip Mantle cree que puede tratarse de un ovni genuino.


Un teniente de la RAF relata un extraño incidente OVNI


En diciembre de 2008, en una entrevista realizada por el investigador británico Philip Mantle al teniente de la Royal Air Force Malcolm Williams, este relató una extraña experiencia que protagonizó a mediados de la década de 1990. A pesar de considerarse un escéptico en lo referente al fenómeno OVNI, Williams explicó que el radar de control de tráfico aéreo de la base de Lyneham, ubicada en Wiltshire, había captado un ovni. El teniente, con más de veinte años de experiencia en aquel momento, guiaba a dos aviones C130. De pronto, en la pantalla del radar apareció una gran “burbuja” que no supieron identificar. Intentaron visualizar “aquello” desde una sala habilitada para la observación, pero les fue imposible establecer contacto visual. Al mismo tiempo, otro radar de tipo DFTI (Distancia desde el Indicador del Aterrizaje) también captó la extraña “burbuja”. En un primer momento los militares que estaban de guardia pensaron que se trataba de un problema técnico, hipótesis que descartaron casi inmediatamente al comprobar que los equipos funcionaban correctamente. Al cabo de unos minutos la “burbuja” reventó y sus fragmentos salieron disparados a gran velocidad en todas las direcciones. “Nunca había visto algo así moverse tan rápido”, declaró el teniente. Instantes después, el controlador recibió una inquietante llamada de un aviador que se encontraba de guardia en la base:

“Señor, no he bebido (...). He visto algo que era muy extraño, pero no puedo explicarlo (...). Definitivamente, no era un avión”, dijo. El aviador continuó explicando que había visto una “luz brillante” en dirección oeste, que “aquello” había producido ráfagas y que después desapareció moviéndose a gran velocidad. Williams avisó del incidente al Ministerio de Defensa Británico (MoD) y le envió el correspondiente informe. Nunca más se supo al respecto. El MoD no pidió a la base las cintas de los radares y tampoco ninguno de los militares presentes aquel día recibió notificación alguna. Casi quince años después, el teniente Malcom Williams, con más de treinta años de experiencia como controlador aéreo, se ha decido a contar este misterioso incidente.

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