quinta-feira, 4 de março de 2010

El Caso João Franco Brazil


João Franco

Por Equipo del CUB en Brazil.

Por Reinaldo Stabolito
Presidente del CBPU y Panel OVNI



En la tarde del día 28 de enero de 2007, encontramos João Franco en su residencia en la ciudad de Guaxupé, sur de Minas Generales. Supimos que João Franco había pasado por una experiencia insólita envolviendo un objeto luminoso desconocido. Nuestro primer contacto con la historia de João Franco fue a través del ufólogo minero Ênio Junior y, delante de las características extrañas en varios detalles, resolvemos iniciar una apuração más detallada de los hechos, localizando varias testigos que se envolvieron directamente e indirectamente. Nuestro equipo de investigación es compuesta por mí, Reinaldo Stabolito, Vicepresidente del CUB; Eduardo Pereira Director de filmagem del CUB; Milton Frank, presidente del CUB; Ênio Junior, Director de Investigación de Campo del CUB; y Pedro Ramos, Asesor de Investigación de Campo del CUB.



Equipo del CUB que investigó el caso

Al lleguemos a la casa de João Franco, en los deparamos con un hombre simple, melancólico y bastante triste, pero dispuesto a relatarnos detalladamente lo que había acontecido, permitiendo inclusive que lo filmáramos. Sentamos en la sala, conectamos nuestros equipamientos y comenzamos a filmar. A pesar del tono de voz bajo y hasta un poco depressivo, João tenía buena articulação en su oratória y respondía todas nuestras preguntas sin cualquier hesitação.

João Franco no supe necesitar correctamente el día en que su experiencia ocurrió, pero garantizó que fue el mes de octubre de 1985. En la ocasión, João Franco, su hermano Galvão Franco, un amigo llamado Ozório Rosa de Carvalho y otro compañero que no se recuerda más quién era, fueron pescar en el Açude de la Barra, en la región de Barra Vieja, zona rural de Guaxupé (MG). El açude se situaba en una hacienda privada y ellos no tenían autorización para realizar a pesca, lo que configura una actividad ilegal e invasión de propiedad.



Lago donde ocurrió a pescaría

A pesar de los hermanos João Franco y Galvão Franco sean policías militares en la época, ellos tenían la costumbre de hacer esa pescaría de más de tres años y, por motivos obvios, entre 20h00 y 22h30, teniendo en la oscuridad de la noche un modo de ocultarse. Siempre dejaban el coche Opala, de propiedad del Galvão Franco, en la carretera e invadían la propiedad a pie. Ellos pescaban con barco inflável usando redes y el proceso era rápido. En una noche ellos iban e instalaban las redes. En la noche siguiente, retornaban sólo para quitar las redes con los peces. Y en esa noche ellos fueron justamente quitar las redes posicionadas en la noche anterior, lo que no llevaría más que 30 minutos. Ya el barco era mantenido en el açude, escondido debajo de las taboas. La taboa (Typha domingensis) es una planta aquática típica de pantanos, manguezais, açudes y otros espejos d’agua. Las taboas pueden alcanzar hasta dos metros de altura.
En los recuerdos de João Franco, cuando ellos estaban quitando la última red, él avistou una esfera luminosa de memoria azul, del tamaño de la Luna llena, sobre las copadas de los árboles que cercan el açude. A partir de aquel momento, todos quedaron en pánico, pues creyeron que podría ser un holofote o una lanterna fuerte de algún guardia-forestal, accionado por el propietario de la hacienda. Trataron de intentar salir el más rápido posible. Luego enseguida, João Franco vio salir cuatro esferas más pequeñas bajo la primera.

Las cuatro esferas eran bien pequeñas, brillantes y hacían un movimiento vertical muy rápido. Subían y descendían, subían y descendían, sin parar. Mientras remaban rápidamente, las cuatro esferas más pequeñas parecían acompañar, a la distancia, la dirección del barco. Cuando llegaron a la taboas, ellos intentaron esconderse, ya que la vegetação es alta y cerrada. Sin embargo João Franco vio una luz pequeña y azulada flotando, con movimientos ondulatórios. Esa luz acabó entrando en medio de las taboas. Cuando la luz llegó muy cerca de ellos en el barco, lanzó un flash extremadamente fuerte y azulado. Enseguida desapareció, sin dejar cualquier vestigio aparente.



Local donde la esfera luminosa apareció

El grupo quedó parado allí, en medio de las taboas, por cerca de 10 minutos. Como las luces no volvieron a aparecer, ellos llegaron a la conclusión que no existía más peligro. Decidieron entonces remar en la dirección del margen del açude. Cuando llegaron, salieron del barco, cogieron los peces y fueron para el coche. A pesar de las circunstancias incomuns de las luces, ellos aún creían que tal vez hubieran sido flagrados por algún guardia invadiendo tierras y haciendo pesca ilegal, siendo que las luminosidades provinham de un holofote que el policía usó para identificar los autores del delito.

Llegando al Opala, Galvão intentó dar la partida, pero el coche no funcionaba. Intentando descubrir el motivo por el cual el Opala no conectaba, quedaron bastante surpresos con la situación: no había una única gota de gasolina en el tanque! La falta de combustible era inusitada, pues ellos jamás salieron para pescar sin antes conferir el nivel de la gasolina. Ellos llegaron a pensar que alguien había robado la gasolina, pero la tapa del tanque estaba cerrada y no existía la más pequeña señal de que alguien tuviera abierto la fuerza. No restó alternativa para el grupo a no ser buscar alguna persona que pudiera suministrar el combustible para el coche. Entonces los cuatro comenzaron a andar por la carretera de tierra y llegaron a la casa del administrador de la Hacienda Barra. Por suerte, en la época el administrador de la hacienda era el señor Ulises Gonçalves de Silva, un conocido de ellos y hermano de iglesia que Galvão Franco frecuentaba.

Llamaron el señor Ulises y contaron que habían ido a pescar, pero quedaron sin gasolina para volver para la ciudad. También contaron que habían visto una luz extraña. En ese momento el señor Ulises comentó que, cierta vez, un tratorista de la hacienda también pasó por momentos terribles a causa de una luz azul, a la 03h30 horas, cuando estaba arando un terreno para plantar milho en la mañana siguiente. Antes de ir aunque con la gasolina, fueron informados por Ulises que ya era 04h30. Ellos pensaron que el señor Ulises había llegado a poco de la iglesia, que estaría preparándose para ir a dormir, pero en la verdad él ya había dormido la noche toda y estaba levantando para comenzar sus obligaciones de administrador de la hacienda.

El grupo retornó rápidamente para el coche, colocaron la gasolina en el tanque y finalmente partieron. En el camino de vuelta, ellos quedaron comentando asustados como podría haber pasado tanto tiempo así. En la peor de las hipótesis, ellos gastan un poco más que media-hora para "correr las redes", siendo que era más o 22 hmenos30 horas cuando realizaban esa tarea. Cuando las luces aparecieron, ellos quedaron escondidos en las taboas por unos 10 minutos. La caminada en la carretera, por la distancia de la casa del administrador, llevaría unos 40 minutos, a lo sumo. Sin embargo, cuando llegaron a la casa del administrador, el señor Ulises, ya era 04h30! Como podría haber pasado tanto tiempo así? Cualquiera que fuera el cálculo, por más que se ellos se atrasaran, todos concordaron que no debería ser más que 24h00. Pero era 04h30! Ese hecho perturbador marcó profundamente todos ellos y João Franco hasta hoy no tiene la más pequeña idea del que aconteció.



Local prójimo la hacienda donde fueron pedir socorro

Sea allá cuál sea la respuesta para esa incógnita, ese "tiempo perdido" que los cuatro hombres supuestamente sufrieron nunca tuvo una solución satisfactoria y João Franco, en especial, cargó esa duda inquietante por el resto de su vida. João Franco afirmó varias veces para nosotros que antes tenía una vida normal y controlada. Pero tras aquella noche, el mundo parece haber caído encima de su cabeza y su salud nunca fue la misma.

Tras algunos días, João Franco conversó con el dueño de un puesto de gasolina situado en el centro de Guaxupé. Él contó sobre los hechos extraños de aquella noche. "El dueño del puesto comentó conmigo que, cierta vez, cuando él fue con la novia en una montaña que existe en aquel local, él acabó pasando por dificultades debido a la presencia de una misteriosa luz azul. Él acabó viniendo aunque".

Atormentado, hasta entonces João Franco no sabía nada sobre ufologia y sólo tras un buen tiempo es que comenzó hacer asociaciones con lo que vino a leer en la literatura ufológica, llevándolo a tener ideas del que posiblemente podría haber acontecido. En búsqueda de respuestas más concretas, él llegó a venir para São Paulo para hacer una sesión de regressão hipnótica, en un consultório situado en la Avenida Angélica. "Pero cuando llegué allá, tenía mucha gente agendada para hacer regressão y decidí venir aunque sin hacer regressão. Entonces acabé no haciendo regressão hipnótica".

Alrededor de dos o tres semanas después, los pêlos de su pecho, del lado izquierdo y un poco por encima del mamilo, cayeron formando un círculo oval grande y liso. Ese círculo sin pêlos tenía que seis a ocho centímetros de diâmetro. Un poco por encima de ese círculo apareció otro menor con cerca de tres a cuatro centímetros de diâmetro. La piel dentro de esos círculos tenía un color rosada y un poco roxa. João Franco tiene bastante pêlos en el pecho y, en función de esos círculos, pasó a usar la camisa cerrada. El mismo aconteció con su mejilla izquierda: apareció un círculo medio oval completamente liso, sin la presencia de la barba. João creyó que había contraído alguna enfermedad en la piel que estaba causando la pérdida de los pêlos, pero tras algunas semanas, los pêlos crecieron nuevamente.

João Franco habló que desde entonces se hizo una persona melancólica y depressiva, prefiriendo quedar aislado de las personas. Cuenta que antes era militar y una persona bastante activa. Hacía hasta algunos picos de albañil. Pero, tras ese episodio, su salud nunca más fue la misma y él tuvo varios problemas. João es bien enfático en decir que cree que la causa de todos sus males fueron aquellas luces misteriosas en la pescaría.

Tras algunos años, João Franco compró un pedazo de tierra en aquella región. Había una montaña, conocida como Seabra, separando su tierra del açude donde ellos pasaron por la experiencia inusitada. Él tenía el objetivo de montar un pesquero. Y João Franco volvió a tener contacto con luces desconocidas: "En una noche, yo vi salir volando ese balón de luz azul. Ella salió del lado de mi tierra, pasó por cima de la montaña, y fue justamente para el local donde nosotros pasamos por aquella experiencia con las luces. El personal de la región habla que es la Madre D’Oro y es común observen ella volando en aquella montaña".

João Franco también garantiza que una luz extraña lo importunaba de noche, principalmente entre 04h30 y 05h00: "Ella aparecía parada en la puerta de mi cuarto. Ella tenía color azul y unos diez centímetros de diâmetro. Y ella venía para cima de mí, en la cama, y casi me tocaba. Era una pesadilla! Yo intentaba alejarme y ella se aproximaba. Eso aconteció varias veces. Yo tengo certeza absoluta que no era un sueño o una pesadilla. Y cuando yo me volcaba bruscamente o levantaba, ella sumía". João Franco garantiza que la presencia de esa luz fue uno de los motivos que lo llevaron vender la tierra y abandonar la idea de ser propietario de un pesquero.

La estranheza de las situaciones que João Franco supone haber vivido fue acompañado por un histórico médico complicado, presentando varios síntomas y sometiéndose a varios exámenes que no detectaban nada de anormal con su salud. João pasó a tener constantes faltas de aire y fiebres fuertes. Él buscó ayuda médica y llegaron la diagnosticar una posible infección de orina. Encaminado para un especialista, hizo varios exámenes y no fue detectado cualquier problema. A partir de ahí, João Franco fue encaminado para varios especialistas, inclusive un cardiologista, pero todos no diagnosticaram cualquier enfermedad. Por fin, tal vez creyendo que los síntomas podrían ser motivados por el estado emocional, João Franco fue encaminado para un psiquiatra. "El psiquiatra percibió que yo era una persona un poco triste, con depressão y tenía ansiedad. Yo quedé así tras aquella noche de la pescaría en que aparecen las luces. Antes de aquella noche yo era una persona muy produtiva y bien animada. Sale de la corporação con salvas de buen comportamiento. El psiquiatra me receitou psicosedin".

Para agravar más la situación, João Franco comenzó a hacer uso abusivo de alcohol, haciéndose un alcoólatra: "Tras 1985, además de quedar deprimido, yo también comencé a hacer uso excesivo de alcohol. Yo bebí por unos 12 años. Cuando yo comencé a tratarme de la bebida, las personas decían que esa adicción es hereditário y es una predisposição. Yo pasé por todas las fases del alcoolismo y llegué al fondo del pozo. Llegué a ser ingresado en sanatório y quedé en medio de doidos barridos. Hoy yo estoy bien y libre del alcohol. Hace cinco años que estoy en total abstinência del alcohol, evitando mi primero gole. Yo formo parte del AAA [Asociación de los Alcoólicos Anónimos] y me siento muy bien allí".

Pero el caso de João Franco no es tan simple así. La sucesión de hechos narrados impide que hayamos respuestas satisfactorias para justificar todo el cuadro de João Franco. Si por un lado no tenemos cómo negar que el comprometimento del factor emocional podría ser responsable por varias características presentadas, por otro en los deparemos con hechos extraños que parecen ser provenientes de la realidad objetiva: "Mi problema de falta de aire y fiebre acabó un día que yo di una escupida con catarro y salió una bolinha de unos tres centímetros de diâmetro. Yo embrulhei aquello en un periódico y llevé para mi pneumologista. Él quedó bastante surpreso. No supe responder cómo aquello había ido a parar en mi pulmón y como burló toda a batiría de exámenes que hicimos. El hecho es que, cuando expeli aquello, en menos de cuatro horas quedé completamente curado y sin fiebre. Yo lamento muy no haber guardado aquello derecho, pues creo que es algo que merece ser analizado y evaluado. De cualquier forma, mi médico pneumologista es testigo y puede confirmar".

El pneumologista en cuestión es el doctor Edson José Días Leche hijo, que receitou Fluimucil (600 mg) y Levaquin (500 mg) tras ver aquel pequeño objeto que João Franco expeliu. La finalidad de los remedios es combatir una posible infección que João Franco tenía y que no fue detectada en los exámenes. El consultório del doctor Edson se localiza en el centro de Guaxupé. Infelizmente, cuando preguntamos sobre el paradero de esa bolinha, João Franco no consiguió localizar donde había guardado. De cualquier forma, jamás podríamos afirmar que tal acontecimiento tuviera cualquier conexión con los hechos extraños ocurridos en la pescaría nocturna de octubre de 1985. João Franco también sufrió algunos desmaios y fue diagnosticado como epilepsia. Aunque la tomografia computadorizada no detectó cualquier problema, hasta hoy João Franco es gracias a hacer uso del medicamento tegretol para controlar los síntomas de pérdida de conciencia.

Muchas dudas pairam sobre la historia y la propia persona de João Franco. La impresión que tuve inmediatamente es que él era un hombre íntegro, pero un poco confuso en sus recuerdos y perturbado con lo que aconteció en aquella pescaría. El próximo paso era localizar otras testigos directas e indirectas además de posibles registros en la prensa conectadas al caso.

En el Periódico De la Región, un periódico de Guaxupé, hay referencias la historia de João Franco en dos publicaciones. La primera fue en la publicación del día 22 de marzo de 1997, en la página 16, en un artículo con el nombre Fenómenos Incomodan Habitantes de Guaxupé. Ese artículo explana sobre la supuesta existencia de extraños fenómenos ocurriendo en la casa de campo Buena Jardín de las Hachas y proximidades, en una área de ocho kilómetros y alcanzando los límites del Aeropuerto Municipal. Según la publicación, es común se deparar con luces fuertes en la región y los antiguos habitantes llamaban el fenómeno de Madre D’Oro. En el epicentro de esa área está el pesquero que João Franco había montado y acabó vendiendo. El periódico describe bien resumidamente la experiencia de la pescaría, pero afirma que eran sólo tres personas envueltas: João Franco, Galvão Franco y un compañero que no tiene cualquier referencia de nombre. En el artículo, queda patente que João Franco dio su testimonio tranquilamente, mientras el hermano Galvão se demostró más reservado: "Aunque el segundo [Galvão Franco] evite hablar del asunto, acaba admitiendo que pasó por una experiencia diferente en la riba de un lago, donde pescaban en la compañía de más una persona".

En el artículo hay referencia sobre la falta de combustible: "Galvão admite que aún el combustible del coche en que estaban, un Opala, llegó a desaparecer misteriosamente". También describe el posible lapso de tiempo vivido por aquellos hombres: "En la época, llegaron a quedar adormecidos por largo tiempo, pero no consiguen explicar". Otro dato interesante del artículo es que él cuenta que los fenómenos luminosos ocurren hace muy tiempo, inclusive que el antiguo habitante de la casa de campo Buena Jardín de las Hachas es justamente un tío de João Franco llamado Messias de Souza Resende.

La segunda publicación citando el Caso João Franco es datada en 25 de enero de 2003, en la página siete del Periódico De la Región. El artículo comienza contando que João Franco se siente perseguido por luces misteriosas en su propiedad, la cual él montó un pesquero. Enseguida, fue publicado un testimonio de João Franco sobre el episodio de la pescaría, donde él afirma que fue el día 31 de octubre de 1985. En el testimonio que grabamos directamente con João Franco, él no mostró tener certeza del día correcto. De cualquier forma, el artículo muestra como fenómenos luminosos extraños incomodan los habitantes de la región y los relatos no se limitan a João Franco y su familia: "Vecinos de João Franco, en la zona rural de Guaxupé, confirman todos los hechos relativos a la cuestión de la aparición de luces, muchas de ellas con historias seculares. Hay pocos años, un habitante, de nombre Albertino, vio luces encima de una jabuticabeira, aún durante el día".

De hecho, en nuestras visitas la ciudad de Guaxupé, llegamos a grabar el testimonio del comerciante jubilado y piloto de avión Renato Euzébio de Silva, que alega haber visto varias veces un balón de luz esquisita en aquella región y prójima de la cabecera de la pista del Aeropuerto. Inclusive comentó que es común acontecer fallos en los instrumentos de las aeronaves cuando están sobrevolando aquella área. Operarios del Aeropuerto también confirmaron diversos avistamentos y reclamaciones de pilotos sobre fallos en los instrumentos.

El testimonio de João Franco y las citações antiguas en el periódico local reforzaron nuestro interés en ese caso. En el fin-de-semana siguiente, día 03 de febrero, conseguimos conversar con la ex-esposa de João Franco, Carmem Lúcia de Moraes. Carmem se acordó que en una mañana el ex-marido llegó en casa con una historia extraña: "Yo vi cuando él llegó en casa. Él habló que estaba pescando y llegó de mañana asustado. Estaba medio perdido y hablando que el coche no tenía más gasolina. Él me contó de esa luz fuerte. Ay luego después cayó los pêlos de una parte del pecho de él. En la barba de él también aparecieron varios puntos redondos faltando pêlos".

Carmem también confirma que el alcoolismo aconteció posteriormente la noche de la pescaría y que João Franco paró de tener falta de aire y fiebre después que expeliu algo pequeño por la boca: "Antes de aquella noche, él bebía poco. Tras aquella noche, él cayó en el alcoolismo. Él quedó transtornado y los hijos hasta me decían que tenía que dar un jeito, porque no tenía más condiciones. Fue un enorme transtorno para toda la familia. Pero no puedo garantizar que la razón fue aquella noche de la pescaría que él dije que apareció una luz. Pero fue muy difícil y ahora ya hace cinco años que él paró de beber. Y después que salió aquel negocio del pulmón de él, las cosas están se normalizando. Pero tuvimos muchos transtornos".

En la tarde del mismo día que entrevistamos Carmem Lúcia de Moraes, encontramos el segundo participante directo de la pescaría: Galvão Franco, hermano de João Franco. Diferentemente de João Franco, Galvão inmediatamente demostró tener una personalidad más difícil y no aceptó dar su testimonio inmediatamente. Fue preciso insistir. Aún con un aire un poco desconfiado, Galvão acabó permitiendo hasta que grabáramos su testimonio en vídeo.

Los recuerdos de Galvão confirman varios detalles de la historia de João Franco, pero también divergem en otros. Luego de inicio, percibimos una diferencia obvia con la historia de João Franco: Galvão, tal cual el Periódico De la Región, en ningún momento cita una cuarta persona además de él, de João Franco y de Ozório Rosa de Carvalho cómo participantes directos de los hechos. Galvão confirma que hacían esa pescaría nocturna a algunos años, sin autorización del propietario del açude, y tuvieron una experiencia muy extraña en octubre de 1985.

Según Galvão, él vio una luz sobre las copas de los árboles por primera vez cuando João Franco estaba vistiendo la "ropa de pescaría". La "ropa de pescaría" era una ropa vieja, para entrar en el agua del açude. La camisa tenía que ser lisa, sin botón, para no tener peligro de enroscar con la malla de las redes. Cuando Galvão quitó el barco de bajo de las taboas, la luz sobre la copa de los árboles parpadeó repetidas veces. Galvão, que también era oficial militar, pensó que el guardia forestal Leonardo, su amigo, tenía cojo ellos en flagrante invadiendo tierras privada y realizando pesca ilegal. En la concepción de Galvão, el acto de parpadear la luz podría ser uno aviso del guardia Leonardo para él ir aunque. Él se engasga un poco al decir que el guardia Leonardo, por ser su amigo, intentaría darle cobertura delante del flagrante: "no sé se puedo hablar esas cosas. ES cosa ruim".



Copas de los árboles donde el OVNI apareció

Pero Galvão confiesa haber quedado surpreso con la luz sobre las copas de los árboles. Si el guardia Leonardo estuviera en la carretera, no sería posible posicionar una lanterna sobre las copas de los árboles. Aún delante de la duda que tal vez estuviera siendo flagrado cometiendo un delito, Galvão Franco resolvió arriesgar, pues ir aunque en aquel momento representaría perder 120 metros de red que costaban caro. Entonces entraron en el agua y la luz se mantenía sobre las copas de los árboles parpadeando compassadamente. Galvão quería coger sus redes a todo coste y el más rápido posible.

Pero la luz que estaba sobre las copas de los árboles focou varias veces el barco de ellos y los acertaba con una luminosidad bastante intensa. Ozório Rosa de Carvalho, que estaba sentado en el barco remando, quedaba totalmente expuesto. João Franco también quedaba relativamente expuesto cogiendo las redes en lo alto, con las manos. Ya Galvão Franco, que estaba acostado, quedaba con mitad de su cuerpo fuera del barco y con los brazos dentro del agua, estirando las redes. O sea, quedaba sólo con la espalda expuesta a los feixes de luz que el objeto acertaba en el barco. Cuando la luz los alcanzaba, Galvão buceaba su cabeza dentro del agua intentando evitar que fuera reconocido. ES importante entender que, conforme Galvão nos explicó, la luz quedaba parpadeando sobre las copas de los árboles ininterrumpidamente, pero cuando acertaba el barco con un intenso feixe de luz, ella paraba de parpadear y se mantenía constante por varios segundos.

Pero inmediatamente Galvão desconfió que la situación no parecía ser una operación policial padrão para flagrar invasores. Él tuvo esa certeza los días siguiente, pues no comentó nada con nadie y ningún oficial le buscó, ni aún la Sindicância de Bello Horizonte – lo que sería hoy una especie de Corregedoria de la Policía Militar. Tampoco era común los policías usen holofotes, lanternas o cualquier lâmpada en ese tipo de operación. Cuando había queja de invasión, según Galvão, la policía realizaba una abordagem directa en los sospechosos y no quedaba a la distancia, usando un holofote para intentar identificar los invasores.

Galvão acabó confesando los hechos perturbadores de aquel episodio y que le incomodan a punto de no gustar mucho de comentar sobre el asunto: "El factor que me hizo quedar callado y no me gustaría quedar hablando muy es que yo tenía precisión en mi tipo de ocio, que hacía bien para mi cabeza. Y nunca pasó de veinte minutos. Y cuando yo llegué en mi coche, no tenía una gota de gasolina. El tanque estaba seco. Y yo quedé atônico delante de esa situación. Busqué mirar bajo el coche para ver se tenía alguien o algún vestigio. No tenía vestigio en la tapa del tanque y ni por bajo del coche, pero no existía gasolina en el tanque! Y tenía gasolina antes. En una pescaría desala, la gente jamás iba a arriesgarse quedar sin gasolina".

Galvão, su hermano João y el amigo Ozório comenzaron a caminar por la carretera de tierra a pie y llegaron a la casa del administrador de la Hacienda Barra, el señor Ulises Gonçalves de Silva, que también frecuentaba la misma iglesia que Galvão y era un amigo estimado. El señor Ulises suministró listamente la gasolina, pero quedó bastante surpreso que ellos estuvieran allá, volviendo de una pescaría, a la 04h30. Galvão no sólo confirmó ese elemento perturbador de la historia, como también se mostró bastante desconcertado: "El horario normal sería unas 22h30, aunque aconteciera algún contratempo, como agujerear el neumático del coche o las redes arrebentarem. A lo sumo terminaríamos a pesca unas 22h30. Nunca pasó de eso. Sin embargo, estaba amaneciendo el día. Y no percibí nada. Era cómo se fuera unas 22h30. La única cosa que me acuerdo de diferente fue la presencia de aquella luz. Y ese fue el problema más serio para mí, porque eso no podía acontecer. No tiene cómo, no tiene embasamento, no tiene a donde coger para explicar eso. Creo que quedamos fuera del aire en los momentos que el barco fue alcanzado por el feixe de luz. Ulises me dio la gasolina, volvemos para el coche y salimos del açude como un cohete".

Tal cual el hermano João Franco, Galvão también comentó que tenía una vida tranquila y controlada antes del evento, aún siendo un policial. Pero tras aquella noche, su vida parecía haber quedado de punta-cabeza, principalmente en la cuestión profesional. Galvão no suministró mayores detalles acerca de eso, pero quedó patente que él, tal cual el hermano João Franco, quedó profundamente perturbado por ese episodio.

El testimonio de Galvão fue una pieza importante y nos motivó a ir más hondo aún en esa historia. Lo que habría acontecido con aquellos hombres en la pescaría? Que explicación razonable podría existir para el alegado lapso de tiempo? El día siguiente la entrevista de Galvão, nosotros convencemos João Franco a llevarnos en el local exacto de la pescaría. Y acabamos teniendo una triste sorpresa: hoy el local está totalmente descaracterizado! Al que todo indica, el propietario de la hacienda aterrizó el açude y hoy hay una enorme plantación de caña-de-azúcar. A pesar del aterrizo, la tierra en el área que sería el açude está bastante encharcada de agua, diferenciando-si drásticamente de las tierras alrededor. João nos mostró los puntos exactos donde acontecieron los hechos, y el escenario del local, a pesar de hoy diferente, coincidía con las descripciones de su testimonio y del Galvão. Hasta los árboles en que la luz apareció estaban allá. Aún existían taboas donde el terreno estaba exageradamente encharcado, inclusive al punto donde ellos tendrían se escondido de barco. A pesar de la descaracterização del terreno, todo parecía batir con la historia.

Percibimos, luego de inicio, que aquellas tierras tienen enormes cantidades de minério de hierro en su composición, pues existía por toda parte manchas negras en el suelo, que son formadas de silício de hierro. Con las aguas de las lluvias, el silício de hierro acaba siendo llevado por pequeñas corredeiras que después secaban, formando las manchas negras en el suelo. Como todos saben, hierro es un material altamente conductor de electricidad y atrae los rayos de las tempestades eléctricas. Cuando preguntamos a João Franco sobre la incidência de rayos, él confirmó que siempre cae bastante rayos en el área durante las lluvias.

Serían las tempestades eléctricas responsables por los fenómenos luminosos que asustan los habitantes hace tanto tiempo? Existen incontables fenómenos, como los llamados "rayo balón", que aún no fueron totalmente comprendidos por nuestra ciencia. Claro que eso es una posibilidad que no puede ser ignorada! Pero en el caso específico de João Franco, no parece lógico concebir que algún tipo de rayo quede parpadeando sobre las copadas de los árboles, estático, y después acierte varias veces aquellos hombres en el barco con un potente feixe de luz. Y se pensemos en la cuestión del posible lapso de tiempo que esos hombres alegan haber experimentado, los detalles quedan complejos y extraños demás para intentar atribuir la causa en un fenómeno eléctrico atmosférico.

Durante la reconstituição de los hechos en el local, João Franco nos contó que el antiguo açude era, en la verdad, formado por una barragem que tenía más de 200 años, construida por esclavos. El propietario de las tierras era Constantino de la Barra. Algunos dicen que la barragem se rompió sola, de tan antigua que era, pero João Franco habló que hay la desconfianza que los propietarios de hoy, cansados de ver sus tierras invadidas y de robar peces del açude, destruyeron la barragem e hicieron lo aterrizo, eliminando el açude. Sea cuál sea la razón, el hecho es que hoy no existe más el açude.

De vuelta la carretera pública, fuimos con el coche al punto exacto donde João Franco y sus compañeros de pescaría habían dejado el Opala. Y, de coche, seguimos el camino que el grupo hizo a pie hasta llegar a la antigua residencia del señor Ulises Gonçalves de Silva, donde habrían conseguido gasolina y fueron informados que ya era 04h30. La distancia exacta, por el velocímetro del coche, es de 1.100 metros! Una distancia fácilmente vencida en tal vez unos 20 minutos de caminada. Por más que la caminada fue realizada en la oscuridad de la noche, como ellos lo hicieron, la distancia es muy pequeña para aceptar que esos hombres llevaron más de cuatro horas. Por lo tanto, no parece justificável el posible lapso de tiempo en la caminada a pie hasta la casa de Ulises. Tanto João Franco cuánto su hermano Galvão aseguraron en sus testimonios que la caminada llevó, a lo sumo, unos 40 minutos.

La casa que Ulises vivía en la época es de propiedad de otra familia. Llegamos a llamar el actual habitante, pero él no quise identificarse y no aceptó hacer cualquier declaración delante de nuestra filmadora. ES obvio que encontrar el señor Ulises Gonçalves de Silva sería otra pieza fundamental para confirmar uno de los detalles más extraños de la historia de João Franco: la llegada de ellos, a la 04h30, buscando gasolina. Y localizamos! En la verdad, fue extremadamente fácil localizar el señor Ulises, pues uno de los miembros de nuestro equipo de investigación, Pedro Ramos, que también es habitante de Guaxupé, conoce el señor Ulises desde que era niño.

Sin embargo, Pedro nos avisó que el señor Ulises es un hombre extremadamente religioso y sería muy difícil obtener cualquier declaración de él. Peor aún, él es bastante desconfiado, reservado, y siempre que oye historias de aparições luminosas de las personas de la región, él interpreta como "assombração" y "cosa del demonio". A pesar de eso, intentamos hablar con el señor Ulises. Insistimos diversas veces, pero no conseguimos convencerlo a colaborar con nuestra investigación. La única oportunidad que teníamos es que Pedro Ramos, solo, tal vez consiguiera extraer alguna información sobre lo que aconteció en aquella noche.

Y fue lo que Pedro Ramos hizo! Actualmente el señor Ulises Gonçalves de Silva tiene 82 años de edad y vive en la zona urbana de Guaxupé. Pedro transcreveu para nosotros los comentarios que el señor Ulises hizo, cuando fue buscarlo solo y sin cualquier cámara fotográfica y filmadora: "João Franco y sus amigos llegaron apavorados en mi casa. Eran 04h30 de una madrugada del año de 1985, y yo ya había levantado para tocar la campana para llamar los lavradores. João pensó que fuera 22h30 y me pidió disculpas creyendo que estaban despertándome en aquella hora de la noche. João me dije haber visto luces muy fuertes, y que ellas vinieron para cima de ellos, lo que los llevó a esconderse en una moita de taboa. Cuando las luces fueron aunque, ellos fueron hasta el coche e intentaron conectarlo, pero el coche estaba con el tanque totalmente vacío. Simplemente secó. Salieron corriendo y vinieron hasta mi casa pedir ayuda, en el cual yo los atendí suministrándoles gasolina. Fue eso que aconteció. Para mí aquello era obra del diablo y el mundo está en el fin".

De hecho, el señor Ulises acabó confirmando la historia de João Franco, pero infelizmente no tuvimos oportunidad de registrar en vídeo. De cualquier forma, Pedro Ramos nos aseguró: "El señor Ulises también me dije que en la roça esas luces o balones de fuego son llamadas de Madre D’Oro y es muy común por allá. Muchas personas ya vuelcan y aún ven. El señor Ulises tiene miedo de hablar del asunto, hasta porque es evangélico y cree que esas cosas son obras de satanás. Él dije que hablaba sólo conmigo, porque confía en mí, pues me conoce desde niño. Cuando yo dije a él vendrían otros amigos míos para entrevistarlo, él se cerró y ni quiere comentar más sobre el asunto. Pero el importante es que él confirmó la versión dada por João Franco".

Durante nuestras investigaciones del caso, João Franco quería una oportunidad de finalmente hacer una hipnose regressiva para intentar desvelar lo que realmente aconteció en aquella fatídica noche. La insistência de João Franco en ese sentido me llevó a marcar una sesión con el hipnólogo Mário Rangel. Rangel, como todos saben, trabaja hace varios años con hipnose regressiva en la investigación ufológica y llegó hasta a lanzar un libro a respeto. Finalmente, el día 26 de mayo de 2007, nuestro equipo cogió João Franco en Guaxupé (MG) y lo trajimos para São Paulo (SP). Infelizmente, en transe hipnótico, João describió los hechos acordados conscientemente cuando nos suministró su testimonio y no fue capaz de acordar hechos nuevos. Llegó a citar algunos detalles diferentes, pero sin cualquier lógica aparente. A pesar de frustrante, la sesión hipnótica no deja de ser relevante, pues João recontou la misma historia bajo transe, lo que es un reforçador de que él describe algo que está en su memoria, independiente de basarse en la realidad objetiva o ser sólo un producto de la imaginação.

El día 28 de julio de 2007, encontramos el concejal y radialista de Guaxupé, Luiz Donizetti Ribeiro. Su testimonio fue muy importante, porque Luiz Donizetti trabajó muchos años con los hermanos Franco, en la época que eran militares, y conocía muy bien ellos y sus respectivas familias. Luiz Donizetti garantiza que João Franco era un excelente militar, cumpridor de sus deberes y no poseía cualquier adicción, ni con la bebida. "Él era un militar ejemplar y un buen padre de familia", garantiza. Luiz explicó que João Franco era su compañero y ejercía la función de conductora de la viatura. "Él llegaba en la hora correcta. Cuidaba de la viatura. Era muy responsable y andaba muy bien fardado. Yo trabajé con el Franco muchos años y puedo decir, con absoluta certeza, quien era el Franco antes y quién es el Franco hoy. Él cambió radicalmente". Vale acordar que, para entrar en la Corporação Militar, los candidatos son sometidos a varios exámenes físicos y psicológicos. Por lo tanto, los hermanos Franco tuvieron resultados positivos en todos los exámenes classificatórios.

Después que ambos salieron de la Corporação Militar, Luiz Donizetti encontró João Franco y quedó surpreso lo cuánto él había cambiado: "Él no era la misma persona", afirmó. João Franco contó a Luiz Donizetti sobre el episodio de la pescaría y Luiz, por su parte, cree que algo extraño realmente debe haber acontecido con aquellos hombres en aquella noche, pues sería la única explicación para que João Franco y su hermano cambiaran de comportamiento y de personalidad de forma tan radical. El Galvão Franco ejercía la función de carcereiro en la policía militar. "Era él que cuidaba de los presos. Era un servicio de mucha responsabilidad y peligroso. Yo noté que hoy el Galvão es una persona que parece un caramujo, que se cerró dentro de una concha. Él está con una personalidad totalmente diferente. Parece que tiene miedo y no le gusta comentar sobre aquella noche. ES como si él estuve traumatizado con lo que aconteció".

Y Luiz Donizetti concluyó su testimonio: "Yo sólo concordé en dar esa entrevista para vosotros porque yo estoy hablando de un hecho real. ES verídico lo que yo estoy hablando. Yo soy un radialista conceituado en la ciudad. Yo soy un concejal. Si yo esté jugueteando con una cosa de ese tipo, yo voy a perder mi nombre y mi credibilidad en la ciudad. No estoy aquí de brincadeira. Soy un radialista serio. Soy un concejal, una autoridad del pueblo. Soy representante de la ciudad de Guaxupé. Si yo fuera dar un testimonio donde yo tuviera cualquier tipo de duda o cualquier tipo de ventaja, yo no iba a prestar mi imagen para pasar por un ridículo de ese tipo".

Teníamos en mano los testimonios de João Franco, de Galvão Franco, de la ex-esposa de João Franco y del concejal Luiz Donizetti confirmando detalles de la historia. Teníamos imágenes del local y la reconstituição de todos los hechos, inclusive medimos la distancia exacta entre el açude y la antigua residencia donde ellos habían ido a buscar gasolina. Teníamos la transcrição de la conversación reservada que Pedro Ramos tuvo con el señor Ulises Gonçalves de Silva, antiguo habitante de la casa, confirmando también la historia. Teníamos dos periódicos locales, uno de 1997 y otro de 2003, hablando sobre ese caso. Incluso la hipnose conducida por Mario Rangel confirma los hechos extraños en aquella pescaría, aunque fue imposible extraer más detalles elucidativos además del que ya sabíamos. Pero aún faltaba una pieza fundamental en la reconstituição de todos los detalles de aquella noche: faltaba encontrar el señor Ozório Rosa de Carvalho, el tercer hombre de la pescaría, que tenía la función de remar y que fue lo que más quedó expuesto a los feixes de luz que aquel fenómeno lanzó sobre ellos en el barco.

Infelizmente era imposible obtener el relato directo de Ozório Rosa de Carvalho, conforme João Franco nos informó: "Una de las personas que estaba con la gente, en el barco, en la pescaría de aquella noche, murió hace unos dos años. Él se llamaba Ozório Rosa de Carvalho y murió. Él murió nuevo, debería tener unos 42 a 45 años, y no bebía y ni fumaba". Durante el testimonio de Galvão Franco, él también había citado la muerte de Ozório: "El muchacho que quedó más expuesto a la luz, que remaba, tras un tiempo nosotros nos desconectamos. Él trabajaba reparando motor de coche y, tras esa noche, la vida de él descambou de una forma extraña. Yo sé que él murió. João Franco debe saber más detalles. Yo no sé se lo que aconteció con la gente en aquella noche tiene alguna conexión con la muerte de él. Quedo encima del muro. No creo y ni desacredito. Si fuera analizar como João Franco vive analizando, cayó la barba y cayeron también los pêlos del pecho. ES todo muy extraño".

El día 25 de noviembre de 2007, conseguimos localizar en el Barrio Nuevo Horizonte, en Guaxupé, el señor Antônio Rosa de Carvalho, hermano del fallecido Ozório. Antônio es albañil, tiene 63 años y nos recibió cordialmente, aceptando suministrar su testimonio grabado en vídeo. Él confirmó que su hermano comentó diversas veces sobre un hecho extraño que ocurrió en una pescaría, en el Açude de la Barra. Aunque Antônio no fue capaz de acordar mayores detalles, él garantizó que Ozório decía haber visto una luz muy fuerte y él y sus amigos de pescaría pensaron que era algún guardia forestal. Enseguida, ellos se escondieron en las taboas. La luz fue aunque y ningún guardia u otra persona abordó ellos. Ozório halló la situación muy extraña. Antônio no recuerda de cualquier mención sobre falta de gasolina y "lapso de tiempo", pero admite que pueda haber olvidado, ya que hace muy tiempo.

Curiosamente, según el testimonio de Antônio, esa pescaría no fue la única vez que Ozório tendría se deparado con una luz extraña. En la carretera que conecta Guaranésia la Guaxupé, Ozório habría enfrentado un fenómeno insólito que Antônio garantiza que ya causó más de 20 accidentes automovilísticos, inclusive algunos fatales. Algunas veces, de noche, cuando alguien está dirigiendo en aquella carretera de tierra, si depara con una luz venido en su dirección. La impresión que se ha es que es el farol de alguna moto o de algún coche con el otro farol borrado. La luz viene en sentido opuesto, sin embargo en contra, como si algún conductor displicente estuviera dirigiendo en la pista errada. La aproximación es rápida, pareciendo que viene en alta velocidad y va a acontecer una colisión terrible. Delante de esa situación, los conductores comienzan a jugar el coche para la derecha, intentando evitar la batida, y acaban saliendo de la pista, sufriendo un grave accidente.

Cuando Ozório observó esa luz venido en su dirección en la carretera, él decidió no intentar jugar el coche para la derecha. Ozório simplemente paró el coche y esperó para ver si el responsable por el farol en contra tenía coraje de batir de frente con su coche. Inusitadamente, cuando llegó bien próximo a su vehículo, la luz subió y salió de la carretera por cima de la plantación de caña-de-azúcar, que margeia la pista. Fue en ese momento que Ozório percibió que no era el farol de algún vehículo viniendo en contra, pero una luz que volaba sobre la pista, bien bajo, pareciendo un farol. Según Antônio Rosa de Carvalho, ese incidente aconteció con su hermano Ozório varios años tras aquella noche en la pescaría – él no fue capaz de acordarse la fecha exacta de los hechos. "Tiene diversas personas que vuelcan ese fenómeno, pero yo no marqué cuáles son las personas que me hablaron sobre eso además del Ozório. Debería haber marcado. Ya tuvo mucha gente. El local es una pista recta y no una curva cerrada, pero los accidentes acontecen".

Sobre la muerte de Ozório Rosa de Carvalho, Antônio dije que fue alrededor del año 2000. Ozório tenía algún problema de corazón y su médico avisó que él tendría que pasar por una cirugía, de lo contrario no sobreviviría más que quince días. A pesar de la gravedad de la situación, Ozório creyó que iba a acabar muriendo en la operación y decidió no someterse a ella. Por increíble que pueda parecer, Ozório no murió y su esposa, que gozaba de plena salud, murió unos cuatro años después. Ozório acabó conociendo otra mujer y decidió vivir junto con ella, sin casarse formalmente. Esa segunda mujer presionó Ozório a hacer la cirugía y cuidar de su salud. Ozório acabó sometiéndose la operación en el corazón y, poco más que tres meses después, falleció. Según lo que fue hablado en la época, quedó un coágulo de sangre en el corazón y ese coágulo llegó al cerebro, matando Ozório. Infelizmente, Antônio ya no poseía cualquier documento de su fallecido hermano.

El testimonio de Antônio confirma que Ozório Rosa de Carvalho era la tercera persona en el barco. En un desfecho trágico, Ozório acabó muriendo a causa de un coágulo en su sangre originada en la cirugía cardíaca que tanto temía y que se rechazó a hacer cuando el médico pidió en la primera vez. A pesar de la desconfianza de los hermanos Franco, quedó patente que el falecimento de Ozório no parece tener cualquier relación con los hechos extraños de la pescaría en octubre de 1985.

Con todos los datos levantados en los testimonios, con la reconstituição en el local, con la localización de publicaciones a respeto, e incluso con la hipnose regressiva realizada en João Franco, nosotros concluimos que no existen fuertes razones para dudar de que algo muy diferente y extraño puede haber acontecido con aquellos hombres durante a pescaría en una noche de octubre de 1985. Los pocos detalles conflitantes en los testimonios pueden ser resultantes del hecho de que la memoria del ser humano no es totalmente infalível, además de la individualidade de cada uno en el acto de la observación, interpretación y descripción de los acontecimientos. Analizando los testimonios como uno todo, ellos montan un escenario que parece coincidir, a pesar de divergencias en detalles aislados. Nosotros también purificamos una serie de relatos en aquella región, lo que demuestra que el artículo publicado en el Periódico De la Región no erró en escribir sobre la existencia de extraños fenómenos ocurriendo en una área de ocho kilómetros, alcanzando los límites del Aeropuerto Municipal de Guaxupé. En otra oportunidad, publicaremos otros casos purificados por nuestro equipo.

Infelizmente, en muchas ocasiones la actividad de investigación del fenómeno OVNI acaba siendo frustrante hasta cierto punto, pues difícilmente tendremos realmente certeza absoluta del que aconteció. En la mayoría de las veces restan sólo los testimonios de las personas y estos, por su parte, están basados en la memoria y son vulnerables a todo tipo de distorção. De cualquier forma, hallo importante que investigadores independientes y grupos ufológicos busquen registrar los casos de la mejor forma posible, siempre siendo altamente críticos y buscando checar todos los detalles que sean passíveis de conferencia, aunque sea imposible llegarse a alguna conclusión definitiva. Finalmente, como mínimo estamos generando un banco de datos extremadamente relevante, una casuística, y que será de gran importancia para cualquier análisis sobre la problemática de los Objetos Voadores No Identificados.

Traducción del artículo de Portugues para Español.
Todos los créditos a la Web CUB.
http://www.cubbrasil.net/

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